Hoy mi intención era adentrarnos en la Semana III del curso de Mindfulness del método MBSR: Manejar los pensamientos (Introducción al Yoga). Recuerda que fue fundado por Jon Kabat-Zinn en la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts (aquí vuelvo a dejarte el enlace por si te apetece realizarlo).
Llegados a la Semana III y si has podido realizar el Escaneo Corporal de la semana I y la introducción a la práctica sentada de la semana II, muy probablemente habrás podido darte cuenta de lo ocupada que está nuestra mente (quizás en acontecimientos del pasado, preguntas sobre el futuro, juicios, críticas, miedos…). El curso esta semana nos habla del yoga, otra manera más de conseguir manejar los pensamientos.
De hecho, el tipo de práctica que estás aprendiendo consiste en cómo trabajar pensamientos y distracción. Y cómo los míos se han disparado, más de la cuenta, me ha parecido un buen momento para despedirme por un tiempecito. No sin antes explicarte un poquito más qué ha ocurrido en mí y recomendarte encarecidamente las lecturas que nos proponen en esta semana del curso:
- Yoga Consciente – Jon Kabat-Zinn
- Meditar, no es lo que piensas – Jon Kabat-Zinn
- No había pensado en eso – Wes Nisker
- La realidad debajo de los pensamientos – Jack Kornfield
- Tu mente ¿amiga o enemiga? – Jack Kornfield
Te explico un poquito más…
Como ya os he comentado, tengo una hija, mi mayor regalo en la vida. Pero me encantan los niños y siempre soñé tener más hijos. Como durante tantos años estuve muy fastidiada ni se me ocurría ir a buscar al segundo. Pero hace un par de años, entre que me encontraba infinitamente mejor, la ilusión que le hacía a mi marido y las ganas de mi pequeña de tener un hermanito, nos animamos a la búsqueda.
Al segundo mes de intentarlo no me bajó la regla, siempre he sido muy puntual, así que imagina: rápidamente a la farmacia a realizarme la prueba. Dio negativa, pero como seguía sin venirme, me fui a mi doctor para que me hicieran la prueba en sangre. Él me dijo que ya que iba a pincharme, podíamos aprovechar y hacer una analítica completa. Y ahí fue, para mi sorpresa, el primer marcador de una menopausia precoz.
Manejar los pensamientos
El título de esta Semana III del curso me fue que ni pintado. De esperar estar embarazada a tener una menopausia, imagina… Afortunadamente, tanta teoría aprendida en todos estos años me sirvió para esa lucha de pensamientos que se despertaron en mí. Una vez más, algo que seguro te sonará muchísimo: lo que queremos y lo que podemos.
A nivel físico, únicamente tenía los famosos sofocos. Esa ola de calor que en mi caso comenzaba en la parte superior del tórax y me subía hacia la cara. Durante 2-4 minutos tenía la sensación que mis orejas iban a reventar, como si de una olla exprés se tratara. Por las noches me despertaba muerta de frío, empapada en sudor, pero con una duchita o un cambio de pijama, quedaban resueltos.
Llegó la Covid19, con él un duro confinamiento y la retirada total de mi menstruación.
La culpa: el cambio de tiempo
Cuando me encuentro muy mal me encanta culpar “a algo”. Sé que está fatal, pero me hace sentir mejor. Y, además de ser cierto que el cambio de tiempo me afecta muchísimo, cuando empezó este cambio de estación mi cuerpo dio un bajón tremendo.
En la escala del dolor, hace muchos años que me encuentro entre un 3-4, según mi ritmo, mi alimentación… y todo lo que ya sabemos. Pero desde hace unos meses los dolores en las articulaciones iban aumentando por momentos, llegando actualmente a un 7-8, 9-10 en días lluviosos como hoy. Las rodillas, las caderas, los hombros, los codos no podía apoyarlos, los dedos tanto de las manos como de los pies… La fatiga, “controlada” hace muchos años, a unos niveles 3-4 también, de repente empezó a incrementar, obligándome a pasar demasiado tiempo en el sofá. Hasta que vi que el cambio de tiempo no era suficiente excusa para como me estaba encontrando.
Me fui a mi doctor: analítica y pruebas confirmaron que mis estrógenos habían caído en picado, además del hierro, el potasio, vitaminas… y con una densitometría verificaron que una osteoporosis a nivel grave era la causante de ese dolor extremo.
Mindfulness Based Stress Reduction (MBSR)
He querido explicarte todo esto para que entiendas un poquito más mi decisión de hacer un paréntesis durante unos meses. Mi cuerpo ha dado un bajón inesperado y en medio de tantas cosas, necesito respirarlo.
Si algo me enseñó el MBSR es a darme cuenta de que manejar los pensamientos no enfrascarse en ellos, si no, a veces, dar un paso atrás (o al lado si lo prefieres), con la intención de observarte y explorarte.
En nuestra comunidad ya somos más de 1.000. Sois muchas las que os ponéis en contacto conmigo para que os intente ayudar. Nunca pensé, al abrir mi perfil, mi web o mi blog, que esto se iba a convertir en algo tan bonito.
El propósito era poder ayudar a alguien que se encontrara tan perdida como yo lo estaba. Pero nunca pensé en una comunidad, en tantas mujeres detrás, en mensajes tan increíbles como los que me enviais. En tantas personas que me decís cómo habéis conseguido salir de la cama, después de tanto tiempo, gracias a mis consejos, me abrumáis, de corazón os lo digo. Y por otro lado están los proyectos que tengo con varias de vosotras, entre ellos nuestra carrera solidaria apoyando la investigación.
Sin añadir el trabajo de los posts, semana tras semana, en los que intento volcar toda la información que puedo, para compartir con vosotras lo que a mí me ayudó. Y para darle más emoción a todo, comencé la semana pasada el Curso de Paciente Experto en Dolor Crónico en la Universidad Rey Juan Carlos, que pude conocer gracias a la entrevista de Roberto, el investigador que nos explicó la línea abierta que tienen sobre fibromialgia.
El caso, que con tanto y con este cuerpesito que no puede tirar, ha llegado el momento de tener que ocuparme más de mí misma. De preocuparme por mí, de poner en práctica lo que tantas veces os digo a vosotras: priorizaos. Quizás suene a egoísmo, pero yo lo llamo amor propio. Si yo no estoy bien, no tiene sentido empujaros a vosotras. Necesito toda mi energía en mí. Cuidarme, dedicarme, olvidarme un tiempo de redes sociales, cambiar la pantalla por una relajación quizás, o dedicarme más tiempo en general.
“Cuando practicas yoga debes estar atento a las muchas formas, algunas bastante sutiles, en las que la perspectiva de tu cuerpo, tus pensamientos y el completo sentido de ti mismo, pueden cambiar cuando, a propósito, adoptas diferentes posturas y permaneces en ellas un tiempo, poniendo atención plena momento a momento”. (Jon Kabat-Zin)
A eso quiero dedicarme en este tiempecito: a poner atención plena, momento a momento, en cuidarme para mejorar lo más rápido posible y volver a estar contigo, para seguir compartiendo. ¡Ya te estoy echando de menos! Te abrazo siempre, no lo olvides.
Querida Diana
A lo largo de los años he llegado a una especie de conclusión o hipótesis, y es la siguiente. Todo sucede por algo. Nada en la vida es casual. Y todo es una lección de vida y un aprendizaje. Desconozco si tienes conocimiento de la filosofía y el pensar budista. Algunas corrientes de éste afirman que las dificultades en la vida forman parte de unas lecciones que hemos de superar para «ascender» a una escala superior. Sea como fuere, sea la religión o doctrina que procedemos, todas ellas conducen a una misma conclusión: la aceptación es sabiduría. A mí me costó demasiado sufrimiento aprender está lección. Igualmente estoy segura que tú estás doctorada en ella. Transmites mucha paz y serenidad en tus palabras. Conoces en profundidad tu cuerpo y mente. Así que no me queda más que decirte que pases un feliz descanso. Que recuperes energías y que te mujer es. Las redes sociales son de una enorme utilidad social pero requieren demasiada energía y salud. Es tiempo de cuidarte y de aprehender una vez más.
Siempre estaremos conectadas. Desde que te conozco a través de tu perfil ha sido así. Y cómo no, comparto contigo demasiadas cosas, de las cuales un día charlaremos.
Entre tanto seguiré elaborando nuestra entrevista y pensando mucho en tí para enviarte buenas vibraciones, si es que me queda alguna jajaja…
Muchísimos besos y mucha, mucha fuerza.
Coco